sábado, 28 de septiembre de 2013

MAÑANA TE LO DIRÉ

  El rey era un hombre joven sinceramente preocupado por las cuestiones metafísicas. Aspiraba a conquistar la liberación interior y sabía que lograrla requería muchísima motivación y un enorme esfuerzo. Comenzó a preguntarse si una persona necesitaría más de una liberación y, atormentado por esta cuestión, hizo llamar a su maestro.
  --Venerable yogui. Hay una cuestión que me inquieta mucho. Incluso me roba el sueño. Yo sé hasta qué punto hay que esforzarse para hallar la Liberación pero me pregunto: ¿Basta con que una persona se libere una vez o son necesarias más liberaciones?
  El yogui sólo repuso:
  --Mañana, señor, te lo diré al amanecer.
  El monarca ni siquiera pudo conciliar el sueño. Estaba ansioso por recibir la respuesta. Los primeros rayos del sol iluminaron su reino. Se incorporó y comenzó a ataviarse. Recordó que tenía que estar presente en una ejecución que iba a llevarse a cabo. Por haber violado y matado a varias mujeres, un hombre había sido condenado a la horca. El juez había anunciado: “Este hombre cruel y perverso debería ser ahorcado por cada uno de sus crímenes”.
  Cuando el rey salió de su cámara, el yogui le estaba esperando.
  --Estoy ansioso por conocer tu respuesta -dijo el rey nada más verle.
  --La conocerás, señor. Si me permites acompañarte a contemplar la ejecución.
  El monarca y el yogui asistieron a la ejecución. El asesino fue ahorcado. Entonces el rey se volvió hacia el yogui y le preguntó:
  --¿Cuándo responderás a mi pregunta?
  --Ahora mismo, majestad -repuso el yogui-. Ese hombre que acaba de ser ejecutado debería haber sido ahorcado, según el juez, una vez por cada uno de sus crímenes. ¿Podéis acaso ahorcarlo de nuevo?
  --Claro que no -afirmó el monarca-. Un hombre ahorcado no puede ser ahorcado de nuevo.
  Y el yogui dijo:
  --Y un hombre liberado, ¿puede liberarse de nuevo?

No hay comentarios:

Publicar un comentario